Troglosoma

Situada en Santillana del Mar, Cantabria, en la costa norte de la Península Ibérica, la Cueva de Altamira fue descubierta en 1868 y su museo exhibe muestras de arte y artefactos paleolíticos que datan, en su mayoría, de hace unos 36 000 años. La cueva lleva cerrada al público desde 1977 y ahora solo puede observarse, salvo por contados arqueólogos y cinco afortunados visitantes a la semana, como una réplica llamada Neocueva.

Nos vimos imposibilitados para entrar en la cueva y, sin embargo, logramos explorar el lugar más a fondo que cualquier visitante. Para comprender el complejo organismo que es la cueva y su entorno, articulamos una metodología a través de la sensorialidad y la ficción especulativa, junto con el escritor chileno de ciencia ficción Simón López Trujillo. Interesados en el tiempo profundo que manifiesta este lugar natural y cultural, investigamos nociones como la ausencia, las dicotomías entre encuentro y contagio, el conservacionismo, la descomposición, la cohabitación y lo artificial a través de esfuerzos especulativos para explorar perspectivas y escalas más allá de lo humano.

Tocamos y olimos los minerales que alguna vez se utilizaron como pigmentos en las pinturas rupestres. Nos deslizamos y escuchamos el sonido de los prados. Soñamos, día y noche, vinculando nuestra imaginación e inconsciente con la experiencia colectiva del territorio.

Nos fascinó la vida secreta de los numerosos agentes que conviven en la cueva y su medio: bacterias adheridas a la roca, hongos, insectos y animales, el agua que gotea en su interior… Buscamos darles voz y contar la multiplicidad de historias latentes en Altamira, haciendo un corte transversal de los estratos geológicos, biológicos y humanos que la atraviesan. Observamos el delicado equilibrio entre los agentes del ecosistema de la cueva, así como el aparato que los separa del ecosistema del museo. Nos situamos en un ecotono, una interfase entre un dominio y otro.

Inspirado en la palabra griega trogli, que significa cueva, y soma, cuerpo, TROGLOSOMA designa tanto a los cuerpos no humanos de la cueva como a la propia cueva como un ecosistema vivo. TROGLOSOMA es nuestra investigación teórica y práctica en curso, con resultados diversos en diferentes temporalidades. Consiste en experimentaciones formales y materiales, procesos de recolección de muestras, activaciones de archivos y ejercicios de escritura. Su intención última es ampliar las metodologías de investigación del Museo y Centro de Investigación de Altamira, abriendo la puerta a narraciones polifónicas, multisensoriales y multimedia de los diferentes agentes que intervienen en la cueva y el territorio de Altamira.

Compuesto por tres artistas, dos arquitectos, un conservador y un científico, nuestro colectivo colaboró durante 2024 con el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira gracias al programa Organismo de TBA21.

Autores: Valentin Bansac, laura fernández antolín, Sofia Kouloukouri, Manuel Prados, Elena Rocabert, Oxel Urra Sánchez, Jorge Van Den Eynde.

Ver en la web de TBA21: https://www.stage.tba21.org/episode/troglosoma