Sentimos un apego por las estructuras que nos incita a desear que sean inmutables. Pero el jardín es el terreno privilegiado de los cambios continuos. La historia de los jardines muestra que el hombre ha luchado de forma constante contra esos cambios. Es como si intentara oponerse a la entropía general que rige el universo, una fuerza constructiva cuyo único objetivo sería esquivar la muerte, librarse de ella.
Gilles Clément.
El jardín invasor es un ensayo, desde las artes, sobre la construcción de un jardín botánico de plantas invasoras.
El jardín invasor practica las poéticas y los métodos de la botánica y la jardinería, para tantear los límites que imponemos al devenir natural de nuestros paisajes y a las definiciones de lo propio y lo ajeno en el territorio que habitamos.
Se trata de un jardín salvaje, en tanto que lo alienta un espíritu contrario a los principios de contención de la vida y control de las formas que han caracterizado la jardinería, y un jardín paradójico, en cuanto que lo conforman especies despreciadas, perseguidas. Plantas extrañas que proceden de otras tierras aunque viven en estas desde hace ya tiempo, flora considerada invasora por su capacidad expansiva, porque prospera con rapidez y determinación, rivalizando con las especies autóctonas.
La primera presentación del proyecto se realizó en el marco de Residencia en la tierra, una iniciativa de Fundación Cristina Enea y Tabakalera, y tomó la forma de un jardín ubicado en el Parque Viveros de Ulía y una exposición en el Centro de Recursos Medio Ambientales de la Fundación Cristina Enea, que pudo verse hasta el 15 de julio de 2018.
En 2023 se creó el Observatório da Flora Invasora en Maçao, Portugal, en el marco de la bienal de arte A Dobradiça comisariada por Cécile Bourne-Farrell y se inició el proyecto El jardín invisible, junto al departamento de Microbiología de la Universidad de Sevilla, un experimento sobre la inoculación de bacterias fertilizantes en plantas invasoras.
Proyecto en colaboración con Alberto López.
23/5/2018 Entrevista realizada por Fundación Cristina Enea
Alberto López y Manuel Prados: «Proponemos un jardín botánico con plantas denostadas, especies repudiadas por su condición foránea»
‘El jardín invasor’ es una intervención de los artistas Alberto López y Manuel Prados, producida en colaboración con Cristina Enea Fundazioa y el Centro Internacional de Cultura Contemporánea Tabakalera. Realizada en el marco de ‘Residencia en la Tierra’, adopta la forma de un jardín formado por especies de plantas invasoras ubicado en el Parque Viveros de Ulía y una exposición en el Centro de Recursos Medio Ambientales de Cristina Enea que podrán verse hasta el 15 de julio.
Hemos aprovechado para charlar con los dos artistas para que nos presenten su proyecto.
Habéis sido los ganadores de la convocatoria de la estancia artística ‘Residencia en la Tierra’ enconvocada entre Tabakalera y Fundación Cristina Enea. ¿Qué tipo de proyecto presentasteis?
El proyecto planteaba trabajar sobre un problema global, el de la gestión de la biodiversidad, en un contexto local, en este caso Donostialdea. Presentamos un proyecto que, si bien definía claramente que se quería trabajar sobre la creación de un jardín de plantas invasoras, dejaba cierta apertura para adaptarse a lo que pudiera resultar del contacto con los agentes locales.
Trabajais el concepto de jardín invasor, plantas invasoras… ¿Pero el discurso va más allá del punto de vista botánico…?
Trabajamos desde las artes; de la botánica y la jardinería tratamos de extraer sus poéticas y algunas de sus formas de representación. El jardín botánico es el formato por excelencia de la botánica, para permitir el estudio y conservación de las plantas. En nuestro caso, proponemos un jardín botánico con plantas denostadas, especies repudiadas por su condición foránea.
¿Qué tipo de reflexión puede aportar este proyecto a la problemática de las plantas invasoras?
El debate sobre la biodiversidad es de plena actualidad, y hay distintas voces y posiciones. En nuestra época, las formas de vida salvaje disminuyen drástica y exponencialmente, a la vez que los nuevos medios de transporte permiten que las especies viajen de un lugar a otro del planeta como nunca antes. El proyecto quiere incentivar ese debate para definir nuestro lugar en la naturaleza, pensar de qué manera podemos favorecer la vida salvaje a la vez que contrarrestamos los desequilibrios en la naturaleza que produce nuestra actividad.
Ahora ha llegado el momento de plasmar materialmente ese proyecto. ¿En qué consistirá, qué elementos tendrá?
Por un lado, estará el propio jardín, que hemos instalado en uno de los invernaderos del Parque de Viveros de Ulía, y por otro lado una exposición en el Centro de Recursos Medio Ambientales de Cristina Enea. También hemos programado una serie de actividades que ayuden a contextualizar el proyecto y que permitan debatir y conocer la problemática en mayor profundidad. El sábado 26 de mayo a las 17 h será la presentación del jardín en los Viveros de Ulía, y contaremos con la presencia de Jakoba Errekondo, uno de los mayores expertos en agricultura y medioambiente del País Vasco, que nos ayudará a dar a conocer las especies seleccionadas y su historia. También contaremos con el músico Burdeos, que ha realizado una serie de composiciones sonoras inspiradas en el ciclo vital y las relaciones de las plantas, además de alguna otra sorpresa. El domingo 27, también a las 17 h, inauguraremos la exposición en Cristina Enea y proyectaremos dos películas: Flores y El jardín en movimiento, Gilles Clément.
¿Habéis tenido algún tipo de problema u oposición a la hora de instalar el jardín con especies invasoras en los Viveros de Ulía?
Las dos asociaciones que trabajan en el Parque, la Asociación de vecinos de Ulía y Uliako Lore Baratzak, han entendido y apoyado el proyecto, y nos han ayudado en todo momento. Las reticencias vinieron más bien de algunas instituciones, pero finalmente se ha logrado hacer entender la propuesta y que pueda realizarse según lo previsto.
21/05/2018 Entrevista realizada por Uliako Lore Baratzak
El Jardín Invasor en Viveros de Ulia. Arte medioambiental y ecología unidos para una reflexión crítica
Desde hace décadas, algunas prácticas artísticas relacionadas con la naturaleza vienen siendo vinculadas a las cuestiones ecológicas y a los movimientos sociales que estas preocupaciones han suscitado, hasta el punto de que “arte medioambiental” aparece frecuentemente como sinónimo de “arte ecológico”. En el parque de Viveros de Ulia nos encontramos con un proyecto artístico y medioambiental que hace una revisión crítica de esta relación con la construcción de un jardín botánico conformado por especies vegetales invasoras. Un proyecto que atiende a los principios románticos del jardín salvaje, una liberación del control humano sobre la flora en pro de una regulación natural de la vegetación.
Sus creadores llevan semanas y semanas creando este jardín indómito en el parque, que trata de rebelarse ante cualquier forma de contención. Lo veremos en breve. Mientras vayamos conociéndolos…
Alberto y Manuel, verdad? ¿sevillanos ambos? Amigos, colaboradores… qué es lo que compartís? Echadnos un cable. Presentaros
Ambos iniciamos nuestros estudios de artes en Sevilla y desde entonces hemos colaborado en varios proyectos, alguno de ellos aún en curso, como Línea de fuego, donde analizamos el impacto de la militarización en el territorio del Estrecho de Gibraltar.
¿Cómo llegasteis a Viveros de Ulia? No habrá sido a través de las iniciativas #SOSparkea, no? ;.)
Vimos unas imágenes de Marc Badal dando una charla en un invernadero y preguntamos dónde se encontraba ese espacio, porque parecía idóneo para el proyecto. Desde Cristina Enea y Tabakalera nos informaron de la historia del parque y nos facilitaron el contacto de Uliako Lore Baratzak. El contexto social del parque, marcado por la resistencia de l@s vecin@s a la urbanización de este espacio natural, enlazaba con el espíritu de nuestra propuesta.
Centrémonos. Habladnos de El Jardín Invasor. ¿De dónde os vino la idea? Y… la de presentarla en Tabakalera? En Donostia? Cómo fue?
Es una idea a la que veníamos dando vueltas y que en primer lugar estudiamos en nuestro entorno, en Andalucía, pero nos encontramos con dificultades para ejecutarla porque a las instituciones artísticas les parecía más bien del ámbito medioambiental y a las instituciones medioambientales les resultaba demasiado artística. Cuando se abrió la convocatoria Residencia en la tierra, impulsada por Cristina Enea y Tabakalera, nos pareció un marco idóneo porque se trataba de una institución que trabaja con las artes y otra que trabaja con el medio-ambiente, que buscaban un proyecto que hiciera confluir ambos ámbitos.
Es el invernadero de Las Palmeras donde estáis creando ese jardín… Jardín salvaje, jardín invadido… ¿Por qué dentro de un invernadero? ¿Por qué este lugar?
Si bien nuestra idea inicial era ubicar el jardín al aire libre, uno de los límites que nos marcaron las instituciones fue que el jardín se dispusiera en un espacio controlado, por miedo a la dispersión o reproducción de las plantas en el entorno. Descubrimos el foso que antiguamente se usaba para plantar palmeras, que estaba tapado, lo que nos permitió tener una zona estanca donde plantar sin riesgo. Por otro lado, es común que los jardines botánicos dispongan de invernaderos en los que ubicar algunas de las especies, y la imagen puede remitir, de alguna manera, a espacios clásicos como el Jardín de invierno de los Campos Elíseos.
Y las plantas… qué plantas invasoras son y por qué las llamáis invasoras? ¿Son malas para la vegetación local?
Hemos seleccionado 25 especies catalogadas como invasoras en publicaciones de Gobierno Vasco, Diputación y Ministerio de Medioambiente, que tienen diferentes niveles de “peligrosidad”. Las llamadas “invasoras transformadoras” son las que pueden causar un mayor impacto en el medio. Todas las especies han sido encontradas en Donostialdea, no hay ninguna que venga de lejos. De hecho muchas de ellas ya se encontraban en el Parque de Viveros de Ulía. La cuestión de si son malas para la vegetación “local” o no es un asunto en pleno debate, un debate que el proyecto quiere alentar.
Una muestra. Escoged la planta que más os haya llamado la atención. La conocíais? Por qué es invasora? Dónde la habéis conseguido? Qué tiene de especial para que termine en el invernadero del parque?
La Fallopia japónica, por ejemplo, es especialmente fuerte y rápida en su reproducción. Se intenta erradicar a base de herbicidas, pero es dura de roer. En el Parque de Viveros de Ulía hemos tenido la suerte de conocer a Birte, quien ha encontrado un uso especial para esta planta: se puede hacer mermelada con sus tallos, que son similares a los del ruibarbo.
Pero no sólo veremos un invernadero invadido por plantas. Contadnos.
Hemos planteado un programa de actividades que ayuden a contextualizar el proyecto y que permitan debatir y conocer la problemática en mayor profundidad. El sábado 26 de mayo a las 17 horas será la presentación del jardín en Ulía, y contaremos con la presencia de Jakoba Errekondo, uno de los mayores expertos en agricultura y medioambiente del País Vasco, que nos ayudará a dar a conocer las especies seleccionadas y su historia. También podremos degustar la mermelada de que os hablábamos junto con alguna otra “receta invasora”, y contaremos con el músico Burdeos, que ha realizado una serie de composiciones sonoras inspiradas en el ciclo vital y las relaciones de las plantas, además de alguna otra sorpresa. El domingo 27 también a las 17 h, inauguramos una exposición en Fundación Cristina Enea y proyectaremos dos películas: Flores y El jardín en movimiento, Gilles Clément.
Qué esperáis de este proyecto? Y que por cierto, cómo lo calificaríais? ¿Cómo os gustaría que la gente lo percibiera? O más bien, ¿qué esperáis conseguir de el?
Se trata de un proyecto artístico inspirado en las poéticas de la botánica y la jardinería. Esperamos que suscite cierta controversia y debate, y que ayude a repensar ciertas categorías, como lo local frente a lo foráneo, o el orden frente a la entropía, que tienen resonancias políticas.
¡Qué ganas de verlo! ¡De sentirlo y de olerlo! En definitiva, de percibirlo. Y la pregunta es evidente. ¿Cuándo podemos ver vuestra creación con la que pretendéis, de alguna forma, sensibilizar a los visitantes y de paso sean parte de este proceso ecológico dándoles motivo para la reflexión en torno a los problemas naturales y paisajísticos que pudieran darse en entornos tan dispares como es la ciudad y el campo rural.
A partir de su presentación el sábado 26 a las 17 horas el jardín estará abierto al público, hasta el 15 de julio.
Aprovechamos. Dos artistas; un diseñador comisario y un productor cultural. ¿Qué veis en este parque?
Vemos una iniciativa ejemplar por parte de l@s vecin@s que han luchado por mantener un espacio vital para la ciudad, y que demuestra que la autoorganización puede ser más efectiva que la gestión institucional si hablamos de espacios verdes, huertos urbanos y lugares de encuentro y colaboración.
¿Y lo que no?
No vemos en el parque ningún proyecto urbanístico que arruine lo que se ha conseguido.